Los CAP recetarán el tipo de ejercicio físico para cada paciente



“Pues tendría que empezar a hacer un poco de ejercicio", le dice el médico moviendo la cabeza. Y no sabe por dónde empezar. ¿Un paseo, un gimnasio, la piscina? En su vida estuvo apuntada a un gimnasio y si lo estuvo, lo que recuerda no es nada que ahora le apetezca, aquellas pesas y aparatos incomprensibles, o verse en chándal junto a jovencitas con cuerpazos y la mar de ágiles dando botes.

Por eso ahora los médicos de cabecera tendrán un menú concreto de las actividades físicas recomendables según qué le duela a su paciente y según sea su entorno y sus circunstancias personales. Para acabar con esas vaguedades tan difíciles de interpretar correctamente. El Grup d'Exercici Físic de la Societat Catalana de Medicina Família i Comunitària (Camfic) han tomado esta iniciativa para que los médicos receten ejercicios.

La gimnasia acuática, tan favorable a quienes sufren en sus articulaciones, es muy recomendable para mejorar, por ejemplo, la socialización. Ayuda especialmente si el punto flojo es la soledad, la depresión, la ansiedad. Otros ejercicios acuáticos van muy bien para las artrosis, porque se hacen sin carga ni impacto (no se pesa tanto sumergidos) y tiene efectos analgésicos para quienes padecen fibromialgia.

El aerobic, el body atac, body pump, body step, body vive, y otras variedades, además de los ejercicios de tonificación, los step en todas sus opciones, el spinning y la bicicleta estática están indicados para el aparato cardiovascular y para mejorar la fuerza muscular. El pilates, los reforzamientos de glúteos, piernas y abdominales, el body balance, la pelota suiza o la reeducación postural, mejoran el equilibrio y la velocidad de ejecución de los movimientos. Las danzas como la del vientre, la capoeira, el country, la salsa, los bailes de salón entre otros, favorecen el aparato cardiovascular, algunos especialmente indicados para el equilibrio (capoeira y salón) y la amplitud de movimientos (vientre). El yoga y el taichi son interesantes para personas que tienen problemas de memoria, y el voley jugado con globos permite volver a ponerse el sujetador a muchas mujeres mayores con problemas de movilidad.

La idea es que la recomendación se adapte a cada persona para conseguir continuidad y alcanzar el objetivo mínimo de activarse media hora al día cinco días a la semana. Y en el caso de los niños, una hora al día cinco días a la semana. "Porque ese es el mínimo necesario para romper el sedentarismo y en España no llegamos al 30% de eso", recuerda la doctora Montserrat Romaguera, experta en medicina del deporte y miembro del Camfic. El sedentarismo es una lacra en la sociedad española y lleva al crecimiento de la obesidad –"somos medalla de plata mundial en obesidad", señala la especialista– y dispara la diabetes, los infartos, las anginas de pecho. Y la peor parte es la de los niños. Si lo mínimo recomendable para ellos es una hora al día, objetivo incluido en el currículo escolar en Finlandia, "aquí hemos logrado tener dos horas a la semana para hacer ejercicio, incluyendo la ducha y el cambio de ropa", denuncia la doctora. Y no tienen el hábito de andar y en cambio viven con el trío de pantallas (tele, PC y consola).

Si recomendar ofertas concretas del gimnasio más próximo de forma personalizada es el primer objetivo, también se anima a los médicos a que tengan en cuenta hábitos activos al aire libre, concretando según donde se viva. "Por ejemplo, en Sabadell hay once circuitos marcados para recorrer caminando con entornos bonitos, agradables, con bancos y con lavabos próximos. La experiencia está empezando a funcionar. Ya hay grupitos", explica la doctora Romaguera. Llevarse la bici plegable en el tren para los que viven en una ciudad y trabajan en otra, paseos por circuitos que tengan en cuenta la necesidad de lavabos para las personas mayores, o hacer footing correctamente. La propuesta de los médicos de familia incluye cierta complicidad municipal que no siempre existe.

Otra intervención importante sería abrir espacios de guardería en los gimnasios. "La franja de edad menos activa es la de mujeres jóvenes con hijos". La frecuentación se ha disparado en establecimientos que dan este servicio, como el Club Natació Sabadell. También algunas empresas han empezado a favorecer el ejercicio físico: los empleados activos enferman menos. "Nestlé ha recibido un premio por una iniciativa a favor de los 10.000 pasos, que equivalen a unos siete kilómetros. Es una medida que proporciona beneficio cardiovascular claro. Regalaron a cada empleado un podómetro que va midiendo los pasos. Se coloca en la cintura por la mañana y va sumando a lo largo del día. En la empresa hay paneles donde se consignan los récord de pasos de la semana", explica Romaguera.

Un plan específico para cada enfermedad

Propuestas para hipertensos
El ejercicio aeróbico a intensidades bajas disminuye la presión arterial tanto o más que el ejercicio intenso, por lo que una actividad suave es muy útil para personas con mala forma física o que tienen otras enfermedades crónicas, según indica la guía para los médicos de familia. La propuesta de ejercicio físico a un hipertenso será movilizar grandes grupos musculares con actividades como caminar, correr, nadar, ir en bici o cualquier otro ejercicio que se pueda mantener durante periodos largos. El aumento del esfuerzo debe ser progresivo. No les conviene ejercitar la fuerza muscular porque la presión puede aumentar durante el ejercicio. Lo más adecuado para muscular, salvo si se practica dentro de un circuito, es repetir muchas veces pero con resistencias bajas.

Tras un infarto
Las recomendaciones varían según el riesgo de estos pacientes sea alto, moderado o bajo. Para estos últimos, que requieren menos supervisión, aconsejan, al empezar, caminar a un ritmo que no suponga un esfuerzo durante unos 20 minutos y llegar poco a poco a una hora o más al día. Para lograr una forma adecuada, los que han pasado por una cardiopatía isquémica deberían completar con ejercicios de movilización articular y mejora del tono muscular con pesas o máquinas. La intensidad puede aumentar a medida que se comprueba que no hay malestar. La bicicleta, el remo o simplemente caminar tonifica y aumenta la resistencia de los grandes grupos musculares. En todo caso, necesitan supervisión periódica por parte de su médico, prueba de esfuerzo y control respiratorio.

Diabéticos,un poco cada día
Caminar, trotar o ir en bici durante veinte o incluso sesenta minutos diarios (ejercicio aeróbico) de 4 a 7 días a la semana es la principal recomendación para personas diabéticas. El trabajo diario se puede fraccionar en periodos progresivos de diez o treinta minutos. La intensidad adecuada se puede medir de diferentes formas, por ejemplo, cuando se llega a un ritmo en el que ya no se puede charlar y respirar normalmente; o controlando el pulso para que no supere el 50% de la frecuencia máxima cardiaca (la FMC se calcula restando la edad a 220 y aplicando a esa cifra el porcentaje). Los ejercicios complementarios de fuerza y resistencia en piernas, pectorales, espaldas, brazos y abdominales se pueden hacer de tres a cinco días a la semana y con 8 a 12 repeticiones.

El apoyo contra la obesidad
Para prevenir la obesidad se calcula que se ha de hacer un trabajo extra a la semana que consuma entre 1.000 y 2.000 kilocalorías. Por ejemplo, en una clase de 45 minutos de spinning (cuadro de ejercicios sobre una bicicleta estática) se pueden gastar 500 kilocalorías (y si es una persona entrenada, hasta mil). El trabajo se ha de incrementar de forma progresiva durante 30 o 60 minutos, con fracciones mínimas de diez minutos. En casos de obesidad, los ejercicios de fuerza son importantes para mantener la fuerza muscular ya que el 25% del peso que se pierde mientras se está haciendo dieta es músculo. Se recomiendan de 8 a 10 repeticiones de ejercicios de fuerza y dos o tres sesiones semanales, con entre 8 y 10 ejercicios suaves de los grandes grupos musculares.

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